miércoles, 15 de diciembre de 2010

Energía Nuclear ¿un aporte a la sustentabilidad ambiental chilena? por MIL

El presente ensayo discute si la integración de la energía nuclear a la matriz energética chilena resultaría en un avance hacia el desarrollo sustentable. En este contexto, se plantea que existe evidencia suficiente para sostener que la inclusión de la núcleo-generación a la matriz energética no resultaría en un avance hacia el desarrollo sustentable de la sociedad chilena.

En Chile, en el período 1960-2007 se observada una tasa de crecimiento promedio en torno al 5% y una tasa de crecimiento anual promedio de 6,7% durante los últimos 20 años. Este comportamiento exponencial de la demanda de energía hace suponer un escenario de inversiones necesarias de gran monto para los próximos 20 años (CNE y GTZ, 2009).

Sobre este marco de requerimientos energéticos –generado por el modelo de desarrollo económico– se establece una arena política donde entran en contacto distintos agentes que conforman la red de actores políticos (partidos políticos, grupos de interés y movimientos sociales) que luchan por el predominio de sus ideales y/o por la compatibilización y entendimiento en torno al debate del desarrollo energético.

A continuación se describirán algunas comunicaciones generadas por actores políticos, con el fin de configurar un escenario de interacción que permita articular un ejercicio de discusión argumentada sobre esta controversia societal.

Durante el 2005, la entonces candidata a presidenta, M. Bachelet firmó, junto a 23 organizaciones ciudadanas ambientalistas,  el Acuerdo Chagual, en el que se compromete a no incluir la opción nuclear en la política energética nacional durante su mandato.  Sin embargo el 2007, desconociendo el acuerdo Bachelet destinó 100 millones al “Grupo de Trabajo en Núcleo Electricidad” para estudiar la energía nuclear en Chile. Luego, en marzo del 2008, en el marco del seminario “Energía nuclear: ¿una opción para Chile?”, patrocinado por el Ejecutivo y auspiciado por empresas del área nuclear de Francia, Estados Unidos, Canadá y Rusia, el Ministro Tokman, anunció que el gobierno destinaría 2 millones de dólares “para estudios tendientes a evaluar la incorporación de la energía nuclear en la matriz eléctrica del país” (Figueroa., 2008).

Recientemente, el actual Ministro de Energía Reineri afirmó que bajo los estándares de seguridad, limpieza y costos adecuados, la alternativa nuclear debería ser parte de la matriz energética, por lo que están trabajando en la implementación de un plan nuclear-eléctrico (Raineri 2010). EL plan incluiría una profunda restructuración de la Comisión Chilena de Energía Nuclear y creará un organismo especializado en la generación de personal adecuado para participar en la construcción y mantención de una central de generación.  Finalmente, dijo que la fórmula de viabilizar la construcción y puesta en marcha de una central nuclear seria “la asociatividad público-privada”, donde el gobierno participa como socio, o pone una garantía financiera; es decir el gobierno pone un seguro que cubre a la empresa nuclear privada por eventuales pérdidas. Insólitamente, al mismo tiempo que anunciaba este subsidio a la energía nuclear, el ministro aseguró que “bajo este periodo de gobierno no se tomará una decisión sobre este tipo de energía” (Larraín, 2010).

A continuación se describen algunos argumentos de oposición al desarrollo núcleo-eléctrico de las organizaciones ciudadanas ambientalista miembros del Acuerdo Chagual.

Un argumento de oposición recurrente es que el balance energético de los proyectos es estrecho e incluso se torna negativo si el uranio utilizado es de baja ley. Eso quiere decir que la energía requerida para sustentar el ciclo de vida completo de una planta núcleo-eléctrica (incluye minería y conversión del uranio, construcción, operación y mantenimiento, manejo y reprocesamiento de desechos, clausura,  desmantelamiento y confinamiento definitivo de residuos en repositorios geológicos) puede incluso ser mayor (dependiendo de la ley del mineral) a la que es capaz de generar durante toda la etapa de funcionamiento.

Respecto a los costos, se argumenta que estos son mayores que otras tecnologías de generación. Como argumentos se citan los análisis del PIU Energy Review21 y de la New Economics Foundation que muestran que los costos, proyectados al 2020, son mayores a los de la mayoría de las fuentes renovables (excepto la fotovoltaica). Este análisis de costos comparados de generación eléctrica es coincidente con las opciones de inversión que han primado en los años recientes en el sector eléctrico, particularmente en los países de la OECD (Clean Edge, 2005), y explican la ausencia de nuevos proyectos nucleares. Otros argumentos económicos relevantes son la limitada disponibilidad y el costo elevado del uranio. Si se considera el escenario actual de reservas; la tasa de utilización de uranio en las centrales actualmente en funcionamiento; y sin que se construyan nuevas centrales nucleares, se estima que el uranio de alta ley se agotará dentro de los próximos 60 años (o de 80 a 100 años, según los optimistas). La misma Agencia Internacional de Energía (AIE, 2007) reconoce reservas probadas sólo permitiría abastecer la actual demanda del parque nuclear existente por 85 años. Esta situación explica el alza sostenida en los precios del uranio, que ha aumentado en 565% desde diciembre de 2004, y más del 310% en los recientes 15 meses (Larraín y Romero, 2007).

A los argumentos económicos se suma que este tipo de iniciativas requiere de enormes subsidios estatales (seguros, seguridad de instalaciones y transporte, inversión científica y formación tecnológica). Adicionalmente, un estudio realizado por Goldenberg (2004),  muestra que la opción nuclear es la de peor desempeño en la generación de empleos por cada TW/h, con la creación de apenas 75 empleos, en comparación con 120 de la mini-hidro; 250 del gas natural y la gran-hidro; entre 700 y 1000 de la leña: entre 900 y 2400 de la energía eólica.

Por otra parte se argumenta que la extracción del uranio, un recurso no renovable, genera elementos contaminantes durante todo su ciclo de vida (mineración, enriquecimiento, generación, reprocesamiento y disposición con resguardo por miles de años).

Conjuntamente, este tipo de iniciativas genera una atmósfera de inseguridad sólo por el hecho de vivir en la cercanía de instalaciones o transportes de este tipo; también genera depreciación de bienes por los riesgos que implica esta opción y la inexistencia de seguros adecuados. Además, por los requerimientos de seguridad de instalaciones riesgosas, se generan estrictos sistemas de control y un ambiente militarizado. Adicionalmente, en países sísmicos, la amenaza de ocurrencia de estos agrega un riesgo adicional para las poblaciones y el medioambiente cercanos a instalaciones nucleares.

Paralelamente, conlleva riesgos asociados a tensiones políticas entre naciones y mayor vulnerabilidad para la seguridad interna por convertirse en potencial blanco estratégico en caso de conflictos bélicos o acciones terroristas. Adicionalmente, genera materiales para fines militares, un potencial generador de vulnerabilidad geopolítica, a lo que hay que agregar niveles adicionales de vulnerabilidad económica por potencial contaminación de la cadena alimenticia, la infraestructura y los recursos naturales bases del desarrollo económico.

Adicionalmente se argumenta que dependeríamos de un reducido número de países que pueden fabricar el combustible (Francia, Canadá, Japón, Rusia, Inglaterra, EE.UU., Bélgica, Alemania, Corea del Sur, España y Suecia), que dependeríamos de un número aún más reducido de países que pueden reprocesar los desechos radioactivos (Francia, Japón, Rusia e Inglaterra.), y que dependeríamos del único país -Rusia- que ha aceptado los desechos de otros países en su territorio, salvo que Chile aceptara la disposición geológica de desechos.

Finalmente se debe destacar que los accidentes nucleares no son descartables, aspecto que se ve ratificado por la lamentable frecuencia que muestran estos acontecimientos, a lo que se debe sumar la consideración sísmica del territorio chileno. Las fugas radiactivas provocadas por un terremoto de apenas 6,8 grados Richter en la planta nuclear Kashiwazaki Kariwa el 2007, en Japón, reinstalan la preocupación y alerta internacional ante los riesgos humanos y ambientales que acarrea la opción nuclear.

La acción del gobierno de Piñera se contradice con promesas de campaña y programa de gobierno -dónde asegura que no tomará una decisión sobre la opción nuclear- ya que está destinando fondos públicos para acondicionar personal, desarrollar la institucionalidad y preparar los instrumentos financieros para el desarrollo núcleo-eléctrico, es decir el andamiaje que se requiere para adoptar la opción nuclear y construir centrales nucleares.

La sociedad chilena debe esforzarse por generar las condiciones para que el concepto de desarrollo sustentable sea incorporado como una prioridad en la formulación y aplicación de políticas para el desarrollo, asumiendo para ello que la energía y el medioambiente son elementos esenciales. En este sentido, la política energética se constituye como una especificación sectorial de la política socioeconómica de largo plazo, induciendo una fuerte orientación al proceso de desarrollo, por lo que debe ser consistente con el concepto de desarrollo sustentable, reforzando la independencia energética, sustentabilidad ambiental, seguridad, calidad y costo, equidad, democracia y participación (PCS, 2004).


Los argumento en contra de este tipo de energía que enarbolan las agrupaciones de ciudadanos ambientalistas, demuestran que la opción nuclear no apunta en la dirección de desarrollo sustentable, y, por el contrario, resulta evidente que quienes impulsan este tipo iniciativa lo hacen bajo la óptica del crecimiento económico y no sobre la óptica más amplia del desarrollo económico, ni menos del desarrollo sustentable.

Es evidente que cualquier decisión nacional de esta envergadura debe contar con la participación de la ciudadanía, y que sus  representantes sepan al menos por qué la energía nuclear está en decadencia y no es una alternativa para el desarrollo energético sustentable. Por lo tanto es totalmente inaceptable que se opte por brindar financiamiento estatal a la nucleo-generación siendo esta una alternativa insustentable, cara y peligrosa.

Aparece además como necesario integrar soluciones energéticas que involucren el aumento de la eficiencia y la disminución del consumo. El estudio UTFSM y U de Chile (2008), muestra el significativo aporte que podrían materializar las Energía Renovables No Convencionales (ERNC) y la eficiencia energética (EE) al abastecimiento eléctrico al año 2025, suponiendo una contribución importantísima a la sustentabilidad del sistema eléctrico nacional. Esto significa una reducción de la vulnerabilidad y mejoramiento de la calidad del servicio, disminución de la dependencia energética, aumento de competitividad y productividad, reducción de impactos ambientales, reducción de la inequidad social, incremento del empleo y acelerar el cumplimiento de la agenda ambiental nacional y los compromisos internacionales.

Una tarea pendiente en Chile es desarrollar una conciencia ciudadana crítica frente a la energía nuclear. Ello debería motivar acciones políticas tendientes a promover un debate amplio y diverso que involucre al conjunto de la sociedad. Ello hará más dificultosa la tarea de políticos coludidos con la estrategia y lobby de la industria nuclear y a intereses económicos particulares que no sintonizan con el desarrollo sustentable.

Además, el desarrollo nuclear en Chile debe ser abordado considerando el principio de precaución. Así, toda iniciativa incorporaría prevenir cualquier situación desastrosa, por medio de la aplicación de seis principios fundamentales -1) anticipación preventiva, 2) salvaguardia del medioambiente, 3) proporcionalidad de la respuesta, 4) obligación de cuidar, 5) promoción de la causa de los derechos naturales intrínsecos y 6) pago por el daño ecológico realizado-. Un ejemplo de instrumento que forma parte de la industria nuclear que incorpora estos principios es el acuerdo internacional llamado código de prácticas para el movimiento internacional de residuos radioactivos, que incluye los principios 3 y 5 (Villarroel, 2010).

Otro aspecto relevante de destacar es que reconocidas las características sísmicas de Chile, que se debería aplicar el principio de precaución y no construir centrales nucelares por esta razón



 trabajo realizado por MIL.

Bibliografía

· Clean Edge (2005). Poniachik K, Ministra de Minería y Energía de Chile, Seminario Cámara Española de Comercio, Santiago Chile, julio, 2006.
· Comisión Nacional de Energía (CNE) y Deutsche Gesellschaft für Technische Zusammenarbeit (GTZ) GMBH, 2009. Las Energías Renovables No Convencionales en el Mercado Eléctrico  Chileno. 124pp
· Figueroa R. (2008). El fin del Acuerdo de Chagual. Disponible en formato HTML en <www.facso.uchile.cl/voz/voz26.html>
· Goldemberg J. (2004). “The Case for Renewable Energies” International Conference for Renewable Energies, Bonn.
· IEA Energy Technology Essentials (2007). Nuclear Power Disponible en formato PDF en <www.iea.org/Textbase/techno/essentials4.pdf>
· Larrain S (2010). Gobierno de Piñera miente sobre opción Nuclear Disponible en formato HTML en <www.chilesustentable.net>
· New Economics Foundation (2005). Mirage and Oasis, Energy chices in an age of global warming.
· Larraín S. y Moreno R. (2007). La energía nuclear no tiene futuro. Fundamentos de la oposición del movimiento ambientalista a la opción núcleo-eléctrica. LOM Ediciones.
· PIU Energy Review (2002); DTI/Ofgem 2004 -Distributed Coordinating Group, PO2a Working Paper Three: The Economic Value of Micro generation, Technical Steering Group.
· Programa Chile Sustentable PCS (2004). Situación de la Energía en Chile. Desafíos para la Sustentabilidad. 117pp.
· Reineri R. (2010). Estamos trabajando en la implementación de un plan nuclear eléctrico. Periódico La Tercera 26/09/2010.
· Universidad Técnica Federico Santa María y Universidad de Chile (2008). Aporte potencial de las energías renovables no convencionales y de la eficiencia energética al abastecimiento eléctrico del Sistema Interconectado Central, para el período 2008-2025.
· Villarroel  R. (2010). Principio de precaución.  Principio_de_precaucion.pdf

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